Los Incas creían en muchos dioses siendo el principal el Sol. Además, el emperador era considerado descendiente de este y era tratado como una divinidad.
El pueblo Inca creía que su vida estaba condicionada por la constante presencia de fuerzas y seres sobrenaturales. Las creencias del pueblo eran distintas a las de la clase gobernante, la cual rendía culto a un ser supremo que adoptaba diferentes nombres. El culto al Sol y a Viracocha (Ser creador del mundo oscuro) fue impuesto en forma oficial a toda la población campesina.

A pesar de cumplir la religión oficial, el pueblo Inca practicaba los viejos cultos heredados de antiguas tradiciones. Ellos rendían homenaje a los Huacas, que eran objetos o lugares sagrados que por su aspecto encerraban algún significado.
Los Huacas también podían ser una piedra, plantas o inclusive seres vivos.
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