Los Mayas tenían la creencia que antes de existir en este mundo habían existido otros seres, pero que estos habían sido eliminados por diferentes catástrofes naturales.
Para ellos el universo tenía tres partes: el cielo, la tierra y el inframundo. Uno de los principales aspectos de la religión maya era la idea de la dualidad del alma. Ellos veían a una parte del alma como indestructible.
En su mayoría los dioses de los Mayas eran reptiles, ya que presentaban dos aspectos diferentes que simbolizaban la benevolencia y maldad.
Con respecto a la vida después de la muerte, para los Mayas era un punto de mucha importancia dentro de la religión, dado que sostenían que existía una compleja vida post-mórtum, en la que el paraíso estaba reservado para aquellos que habían sido sacrificados, asesinados o muerto durante su niñez. Para ellos, el resto de las personas eran enviadas al xibal o infierno, que estaba gobernado por los “dioses de la muerte”.
La cultura maya pregonaba que el mundo había sido creado cinco veces y destruido cuatro ocasiones, siendo esta la base de la cultura religiosa mesoamericana que se popularizó desde el año 900.
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